En estas memorias ilustradas de manera elegante y cautivadora, Miriam Katin revive su fuga de la invasión Nazi de Budapest. Con su padre luchando en el ejército húngaro y con las tropas alemanas pisándoles los talones, Katin y su madre se ven forzadas a huir al campo después de fingir sus muertes. Dejando atrás todas sus posesiones y seres queridos, y sin poder contar a nadie su paradero, se disfrazan de una campesina y su hija ilegítima, mientras están a literalmente pocos pasos de los soldados alemanes.
Por nuestra cuenta es el intento de una mujer de recrear el trauma de su temprana infancia para poder llegar a entender su cuestionamiento de la fe. La fe de Katin se derrumba mientras se pregunta cómo Dios pudo crear y tolerar un mundo tan miserable, un mundo de miedo y escondites, de estraperlo y robos, de traiciones y abusos. Las experiencias complejas y terroríficas son difíciles de entender para una niña, y como niña que fue, Katin las vivió con la tristeza, curiosidad y melancolía que uno siente cuando desaparece su perro o un extraño hace llorar a su madre.