Este testimonio ofrece en detalle un truculento relato de de lo que realmente ocurrió en las cámaras de gas: desde el momento en que cientos de miles de prisioneros de Auschwitz llegaron en trenes como ganado; a la separación de las familias y el proceso de selección; a las brutales palizas y amenazas por parte de oficiales de las SS; a las mentiras destinadas a inducir a los presos a pensar que estaban a punto de ser «desinfectados» en las duchas públicas en lugar de asesinados; a la tortura sádica de algunos; El horror vivido como testigo directo por parte del autor hizo que luchara por mantenerse con vida para dar el mundo un testimonio veraz.