En estas páginas se da fe de la existencia de porquerizas en varios de los campos de concentración instalados en Alemania, en Austria o en Polonia. Por testimonios de compatriotas nuestros, internados en el campo de represalias de Rawa – Ruska (Ucrania) y el de Mauthausen (Austria), sabemos que mas de una vez el jefe del campo -un comandante de las SS por lo regular-, dirigiéndose a algún español, le espetó: “¿ves todos esos desgraciados que andan por ahí? Son unos subhombres. (Y levantando la voz, agregaba:) ¡Pero vosotros los españoles, sois todavía menos que ellos, valéis menos que los cerdos de mis porquerizas! ¡Sois unos cerdos! ¡Eso es lo que sois: los cerdos del comandante! ¡Que no se os olvide nunca: sois mis cerdos!”.