El gueto de Varsovia fue un lugar de extremos. Sus habitantes vivían entre la vida y la muerte. En el gueto se trabajaba, se leía el periódico, se daban conciertos; también se amaba. Simultáneamente morían personas a diario por desnutrición, epidemias o por efecto de la violencia a la que eran sometidas. Y además, desde allí partían los trenes hacia los campos de exterminio. El sentido trágico de este libro se expresa en la paradoja que se desprende de los dos ciclos de acuarelas que Teofila Reich-Ranicki pintó durante los años que vivió en el gueto de Varsovia. Junto a imágenes etéreas, ligeramente mágicas, de las figuras de la ópera, aparecen también las del horror y de la muerte: esa madre hambrienta junto a su hijo, los soldados castigadores o los niños huérfanos que deambulan por las calles. La escritora polaca Hanna Krall cuenta la historia de Teofila Reich-Ranicki. A su narración añade una selección de textos periodísticos escogidos de la “Gaceta Judía”, publicada en el gueto de Varsovia, que muestran cómo era la vida en la llamada antesala del infierno. En esta selección también se incluyen las reseñas musicales que escribió, con sólo veintiún años, el crítico alemán Marcel Reich – Ranicki. Acuarelas y palabras se unen en “Fue el último instante. La vida en el gueto de Varsovia”, un documento desgarrador sobre el Holocausto judío.